sábado, 18 de octubre de 2008

La edad de la inocencia


Se convirtió en una celebridad en 1992, cuando mostró su trabajo Familia inmediata. Y parte de su fama se debió al escándalo, porque hubo quien consideró que el cuerpo desnudo de esos niños era una incitación sexual, por esa mezcla entre silvestre, peligrosa y sensual que presentan. No lo es, pero los cuerpos de los tres hijos de Sally Mann enfrentaron a la sociedad norteamericana con sus miedos y obsesiones más profundas. La confrontación, la obligación de pensar está allí. Escribía por aquellos años el New York Times: ¿Es ético que una madre ponga a sus hijos en riesgo al mostrarlos así a un mundo donde existe la pedofilia? ¿Pueden los niños dar su consentimiento con libertad para retratos controversiales sobre todo si el artista es la madre? Ella responde que sus hijos le dieron estas fotografías, que participaron, que entienden, que están orgullosos de estar en los retratos (ya son mayores y no objetan las imágenes). Pero sí, las fotos molestan y molestan. Sally Mann, provocadora, ahora se dedica a fotografiar el Sur de Estados Unidos, donde vive. Y sigue a rajatabla aquello que decía Robert Doisneau: si sacás fotos, no hables, no escribas, no te analices y no respondas preguntas. Aunque admite que no esperaba semejante reacción: para ella son solamente fotos de su familia. Y que la mirada horrorizada habla del que mira.