viernes, 21 de diciembre de 2007

Huesos sagrados


En 1599, los monjes capuchinos de Palermo descubrieron que en sus catacumbas había algo en el aire que conservaba insólitamente los cuerpos. Los nobles sicilianos insistieron en enterrarse allí: lo lograron más de ocho mil. La más joven: Rosalía Lombardo, muerta en 1920 a los dos años. Los bombardeos de la Segunda Guerra destrozaron muchas momias, pero se conservan más que suficientes. En Roma, la orden capuchina tiene su propia iglesia: la Inmaculada, sobre la Via Veneto. Allí se conserva el osario que guarda los huesos de los monjes, construído alrededor de 1620, con cuatro salas y bellísimas decoraciones. Dentro de la cripta no se permite tomar fotos. Pero algunas se filtran.