sábado, 19 de diciembre de 2009

A Dream Of A Thousand Cats


Vivió toda la vida con su madre y sus hermanas, menos la más joven, que fue internada muy joven, después de que la declararan insana. No fue a la escuela, porque estudiaba en casa; de chico se la pasaba vagabundeando por Londres. Una sola vez dejó la casa familiar para irse a vivir con su esposa, Emily, la institutriz de sus hermanas. El matrimonio duró tres años porque ella murió de cáncer: pero en ese tiempo, ocurrió el descubrimiento. A la enferma sólo la calmaban los gatos, y su esposo empezó a dibujarlos para ella. Después, hizo una carrera con esos felinos antropomórficos. Publicó los primeros en 1886, y los siguió dibujando durante treinta años. Eran muy populares en la Inglaterra victoriana, decoraban desde libros hasta tarjetas, y eran su obsesión. En 1907 volvió de Estados Unidos, y su estado mental --ya complicado antes-- se deterioró. Aparentemente, sufría de ezquizofrenia. Algunos estudiosos creen que el transtorno mental que padecía era consecuencia de una toxoplasmosis --transmitida por gatos-- que habría contraído. Sus hermanas no pudieron lidiar con sus cambios de humor y lo internaron en una modesta institución, pero por la intervención del Primer Ministro fue trasladado a otra mucho más agradable, con parque y una colonia de gatos. Siguió viviendo ahí hasta el fin de su vida, dibujando a sus felinos: sólo que cada vez eran más abstractos, más raros, más inquietantes. Los gatos del ilustrador británico Louis Wain.