Es ilustradora de libros infantiles, y en algún momento empezó a crear sus propias criaturas, que no viven en mundos apacibles. "Quería concebir la misma inocencia de mis libros para chicos en la lógica de un asesino, y encontrar paz y protección en un estado de desesperación", dice. A algunos de los niños, sus mascotas los aman demasiado. Otros las odian. Hay amistades posesivas, boy-scouts, los que juegan con muñecos, los de ojos muertos, los predicadores. Además, la artista escribe relatos, con protagonistas como el pequeño asesino Louis Camp. Las malas semillas de Deirdre L. Morton.